Ante la pregunta de si se puede correr con fascitis plantar, la respuesta es sí, pero para ello tendremos que tener en cuenta ciertos consejos.

– Revisar el calzado, en la fase de dolor usar deportivas con mayor amortiguación para los entrenamientos.

Evitar superficies duras e irregulares, en la fase de dolor entrenar en terrenos más blandos y regulares.

Bajar el ritmo de entrenamiento. Solo si es necesario.

– Descargar la zona mediante plantillas a medida o taloneras viscoelásticas durante la carrera o marcha.

– Tanto para la prevención como para el tratamiento es muy importante la realización de ejercicios específicos como los que os mostramos a continuación:

Aplicar hielo 10 minutos varias veces al día. Y después del entrenamiento o práctica deportiva.

– Presión firme sobre una botella de agua pequeña congelada o una pelota de tenis. Haciéndola rodar de talón a dedos varias veces

 –Estiramientos analíticos progresivos con el fin de liberar la fascia y romper adherencias. Estiramiento mantenido de 1-3 minutos

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 – Estiramientos analíticos de gemelo y de soleo. Mantener la postura de 15-30 segundos y repetir 10 veces

             

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Trabajar la musculatura propia del pie. Con ejercicios simples como arrugar una toalla con los dedos de los pies, o recoger un lápiz del suelo. Repetir el ejercicio 10 veces

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Mención a parte del uso de Vendaje Funcional. En algunos pacientes, y fundamentalmente ante la necesidad imperial de competir, es eficaz la utilización de vendajes con TAPE por su capacidad de absorber el impacto y proteger la fascia.

Es muy importante que ante el primer síntoma de alarma (dolor matutino) el deportista se ponga manos a la obra. La recuperación es lenta, con buen pronóstico si se inicia el tratamiento las primeras seis semanas.

Si con estos consejos no se encuentra una mejora seria de gran interés ponerse en contacto con el fisioterapeuta. Con un análisis exhaustivo se podrá realizar un plan de tratamiento específico e individualizado. Buscar la solución al problema, atacar a la causa, corregirla y posteriormente prevenir su reaparición.

Escucha tu cuerpo y ponte manos a la obra ante el primer síntoma de alerta. Gasta un poco de tiempo en elegir el calzado adecuado, en realizar los cuidados necesarios y ponte en manos de personal cualificado, habla con tu preparador físico y tu fisioterapeuta.

Invertir en estos pequeños detalles es prevenir daños mayores en el futuro.

Marcos Lorente

Fisioterapeuta

Colegiado CV.2200