Como ya he contado varias veces, en 2017 fui a explorar el norte y participar en la mítica Behobia-San Sebastián. Tanto me gustó, que nada más salir de la ducha, aún en Donosti ya estaba reservando alojamiento para el año siguiente para cuarenta personas.
Lo comenté a mis monstruos y empezaron a animarse. Algunos desde Valencia, otros desde Madrid y hasta de Andalucía vinieron a inundar San Sebastián de una marea azul.
Se iba acercando la fecha y la gente cada vez más motivada. Preparaban los coches, las equipaciones y se imaginaban ya en Behobia, listos para la salida de esos 20 kilómetros.
Lo que no sabían es que yo también estaba nervioso. Igual o más que ellos.
Llegamos por fin…
Era el primer viaje Sanus que preparábamos con tanta gente y la logística era complicada. Algunos salíamos por la mañana, otros a mediodía, unos de Valencia, otros de Madrid o Andalucía… y debía estar pendiente de todo.
Con todo eso en mi cabeza, se hicieron las 20h de la tarde en el Casco Viejo de Donosti y a partir de ahí, empecé a volar.
Ver como llegaban poco a poco y unos a otros se saludaban con sonrisas y abrazos. Tenían una cara especial y observar como disfrutaban entre pintxos y un poco de txakolí me hacía relajarme a mí también.
Llegó el sábado y nos fuimos a por el dorsal. Un buen pateo hasta la Feria de la Carrera para ir entrando en la prueba, entrevista en Maratón Radio y rápido otra vez a San Sebastián. Era hora de un poco de turismo.
Continuamos en la misma línea que el viernes, comida juntos, paseo por la Concha, subimos al Monte Igeldo y ahí ya fue brutal.
Unas vistas espectaculares, buena compañía y un paseo en lo más alto de San Sebastián que acabó de muy buena manera.
Liberando tensiones, creando equipo, haciendo piña y disfrutando. Cuando nos dimos cuenta, un grupo de adultos habíamos llenado los coches de choque, disfrutábamos como niños y llegamos a sentir algo que teníamos muy adentro, la felicidad de estar «en familia», de recibir el apoyo, el cariño y los ánimos de los compañeros.
Pasado ese buen rato de «activación pre-competición», volvimos al hotel para cenar todos juntos, un pequeño briefing y a dormir, al día siguiente tocaba la carrera.
La carrera
¿Los veinte kilómetros? No voy a descubriros nada que no sepáis: ambientazo, ánimos, palmas y cuestas, algo espectacular.
¿Con que me quedo yo? Con Juan y Juanjo corriendo juntos, con Domingo y Lili volando sobre el asfalto, con las sonrisas en todas las fotos que nos hizo Adri…con el sentimiento, con eso me quedo.
Y así fueron los tres días que vivimos en San Sebastián.
Un lugar al que llegué con nervios y tensión esperando que todo saliese bien y volví volando gracias a todo lo que me hicieron sentir mis monstruos.
Por cierto, para la próxima edición ya hemos reservado para cincuenta monstruos.
Pd. Fotos de ADRsportphoto
Rubén Gadea
Cofundador y CEO de Sanus Vitae
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