¿Frío o Calor? El eterno debate
Buf!!! Como me duele la planta del pie… ¿Qué me pongo?, ¿Frío o calor?… He oído que la botellita helada va bien pero… ¿Qué hago? Cuando me duele la espalda me pongo calor y… ¿No es lo mismo?… SALVARME!!!!
Calor o frío, el eterno debate, ¿Cuándo?, ¿Cómo? y ¿Por qué?… Pues fácil, hay que conocer sus efectos y actuar en consecuencia, con lógica, conociendo nuestro cuerpo y características físicas, siempre sin abusar, con cabeza. Para todo ello se hace necesario conocer los modos de aplicación y las características de estos dos efectos físicos englobados dentro de las terapias físicas usadas por los fisioterapeutas, pero de uso extendido por parte de los deportistas… y no tan deportistas.
Con respecto a los efectos de uno y otro hay que decir que el calor debe de usarse en procesos dolorosos crónicos, es decir, en dolores agudos y constantes ya que su efecto es más profundo y más duradero que el del frío. Por otro lado, aplicaremos frío en procesos dolorosos agudos, procesos que cursan con una gran inflamación de la zona, con edema, con hematoma… dolores traumáticos que se acaban de producir y que requieren de una rápida intervención. Los efectos del frío son muy intensos, pero poco duraderos y no tan profundos como los del calor. Es el elemento de elección las primeras 24-48 horas tras un traumatismo, ya que rara vez se incluye dentro del protocolo de tratamiento de una lesión una vez pasada la fase inflamatoria.
Otro aspecto clave es los efectos que uno y otro producen sobre el riego sanguíneo. El calor es un vasodilatador, por lo que producirá un aumento del aporte sanguíneo en la zona donde lo apliquemos. Esto es importante ya que en zonas donde haya habido un “daño” importante de las estructuras musculo-esqueléticas, con afectación de la integridad normal de los tejidos (por ejemplo una microrrotura muscular o un esguince ligamentoso…) aumentará la cantidad de sangre que llega a la zona lesional, aumentando los nutrientes, el oxígeno y los factores que intervienen en la regeneración de las estructuras dañadas. Por otro lado, el frío es vasocontrictor, lo contrario al calor. La vasoconstricción es un proceso por el cual disminuye el aporte sanguíneo que llega a una zona. Esto será importante en procesos donde, sin haber lesión estructural, se ha producido un hematoma o un edema importante que, debido a que esa sangre o linfa extravasada ocupa un espacio anormal, produce dolor o síndromes compartimentales.
El calor acelera procesos, con lo cual lo aplicaremos en lesiones donde queremos regenerar y recuperar la structura afectada (por ejemplo un músculo), mientras que el frío los frena, lo cual será beneficioso para procesos infecciosos, procesos inflamatorios descontrolados y muy dolorosos. El calor mejora la movilidad, la elasticidad y el rango articular, mientras que el frio es un elemento que causa contracción, potencia muscular y rigidez articular. Podríamos decir que el frío es un elemento antiálgico, antiedemático e incluso anestésico, pero no reparador, mientras que el calor produce alivio sensorial, es descontracturante (con ello también antiálgico) y regenerador.
Como guía útil para corredores decir que, bajo mi experiencia clínica, el frío sería el factor de elección en dolores recientes agudos e insoportables por el paciente y/o deportista, inflamación ósea (que no muscular ya que produce retracción de los tejidos), en traumatismos con edema y hematoma importante, y post actividad deportiva (el ejercicios físico aumenta la temperatura de las estructuras implicadas e incluso, de la temperatura central de nuestro organismo) como recuperador del estrés sufrido por el cuerpo… pero nunca (a no ser que el dolor sea inhumano) en lesiones con afectación de la integridad de los tejidos.
Por otro lado, aplicaremos calor en dolores musculares, en procesos y dolores crónicos, en lesiones donde se haya producido “rotura” de los tejidos, pre-actividad deportiva para activar nuestro cuerpo, para mejorar la movilidad y la elasticidad de los tejidos, para aumentar el O2 y los nutrientes necesarios para nuestros músculos y tejidos.
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