El deporte es un asunto importante en la actualidad: es diversión y espectáculo para los fanáticos y una actividad de uso y disfrute para los practicantes. Pero también hay una tercera acepción: el abuso y el sufrimiento. Y este llega cuando se crea una adicción.

¿Cómo se llega a la adicción?

Cuando alguien prioriza la actividad física y deportiva a la familia, pareja, amigos e incluso compromisos laborales. Y aunque este exceso conlleve un deterioro físico, el adicto quiere realizar deporte compulsivamente. Siente la necesidad y siente el deseo de realizarlo aunque se vean comprometidos su entorno o su salud.

El hecho de priorizar el deporte a cualquier otra cosa: pareja, amigos, familia o incluso trabajo es la primera señal de alarma para el entorno del adicto al deporte

El deporte es una vía de desarrollo personal en todas las etapas de la vida; es un medio de educación en psicomotricidad, intelectual y personal en edades escolares; la belleza y el físico cobran importancia en edades más cercanas a la madurez; y un medio para mantenimiento de salud en las etapas de la vejez. En definitiva, ha pasado a formar parte importante de la vida de las personas en todas las etapas de su desarrollo.

¿Qué nos aporta?

De él obtenemos alegría, buen humor y relajación. Soltamos esa energía acumulada a lo largo del día. Obtenemos un medio donde expresarnos y donde desarrollar nuestros valores: el compañerismo y la cooperación, la solidaridad, la competitividad, la disciplina… Son cualidades que poseemos y que salen a la luz en cuanto pasamos a la práctica deportiva regular.

Encontramos que de la intención narcisista de culturizar el cuerpo salen más y más derivados de deportes rey: el gap, el spining, aerogap… También los deportes de riesgo cobran protagonismo en nuestra constante búsqueda de sensaciones extremas, tensión, resistencia. Todo esto nos genera sensaciones placenteras, diversión, intensidad de emociones y socialización. El logro de retos produce altas dosis de satisfacción y esto favorece el crecimiento personal. No solo eso, también puedes convertirte en un modelo a seguir y tener gran popularidad si practicas deporte y lo publicas en redes sociales.

Practicar deporte contribuye a la idea actual del desarrollo personal: alcanzar objetivos produce altas dosis de satisfacción

Con todo esto, nos encontramos con una línea muy fina entre la práctica deportiva y la adicción a dicha actividad. ¿Qué convierte a alguien en un adicto? El grado de ansiedad que experimenta si se le priva de la actividad en cuestión. En este caso podemos decir que alguien es adicto al deporte cuando:

  • Hacer ejercicio se vuelve una necesidad: independientemente de las condiciones climáticas o los compromisos que se tengan
  • Se hace deporte compulsivamente: la cantidad de ejercicio excede a la normalidad.
  • Se le resta importancia al resto de asuntos de la vida, dejándolos en segundo plano. Ésto conlleva conflictos entre la persona y su entorno.
  • La imposibilidad de practicar deporte genera una sensación de malestar muy elevada.
  • Aparición de síntomas como estado de ánimo depresivo, irritabilidad, culpabilidad…
  • Aumento constante de la cantidad de ejercicio
  • Preocupación excesiva por no tener el tiempo necesario para hacer deporte
  • Sensación de pérdida si no se hace deporte: pérdida de belleza física, de forma, de relaciones sociales, de control del peso…

La explicación se basa en la evidencia

Otros, antes que nosotros, se han preguntado ¿por qué el deporte genera adicción? Podemos responder a esta cuestión mencionando los múltiples beneficios o recompensas que obtenemos del deporte: mejora de la salud física, aumento del estado de ánimo, autoestima y relaciones sociales, confianza en uno mismo. Ésto conlleva un riesgo: que se desencadene un proceso similar al que se produce con el consumo de drogas.

Podemos considerarlo entonces como una habituación a un estímulo. El deseo a repetir esa euforia que produce el ejercicio puede resultar compulsivo.

¿Cuándo debemos preocuparnos?

Cuando se presenta dependencia, tolerancia y abstinencia, si hay un inmenso placer al practicar ejercicio, necesidad de ir aumentando la cantidad y una serie de síntomas al dejar la práctica deportiva.

No está considerado un trastorno conductual independiente, pero sí está asociado a otros trastornos de índole psicológica como son la anorexia, la compulsión…

En el Departamento de Psicología de Sanus Vitae podemos ayudarte a regular tus entrenamientos y a compaginarlo con otros deportes que equilibren la balanza.

Vicky Cervera
Psicóloga de Sanus Vitae