Un poco de cordura, por favor. Así se titula un artículo deportivo de Marta Fernández de Castro. Una vez, no hace mucho, en Maratón Radio, tuve el placer de compartir mesa y tertulia con la triatleta valenciana. Ahí hablamos de metas, retos y pruebas. Pero sobre todo, de lo importante que es la cabeza en esto del deporte. Imprescindible.
Muy pocos, y aquí me incluyo yo, nos paramos a pensar lo que significa realmente dar un paso más. Somos egoístas, ambiciosos y competitivos, bien. Siempre queremos más, vale. Pero para subir un escalón, hay que visualizar el terreno donde vas a pisar. Y eso, pocos, muy pocos, lo llegan a valorar.
Da comienzo mi artículo
Cuando empecé en el triatlón, no me lo pensé. Lo hice mal. O simplemente lo hice de la mejor manera que supe. Quizá porque las cosas vinieron así. Puede que incluso lo hiciera bien. Pero eso ya da igual. Mis piernas lo asumieron y mi cabeza pudo la que más. Ahora ya es presente.
Hagamos una cosa, juguemos al juego de “ las preguntitas ”. O mejor, dejadme que haga mi papel vocacional. Ahí va eso:
Sitúate. Yo quiero subir de escalón.
¿ Es recomendable hacer una misma distancia varias veces antes de dar el salto?
¿Tengo la obligación de hacer la misma distancia en repetidas ocasiones para poder dar el salto?
Si volvemos al pasado, he de confirmar que yo jamás me replanteé ninguna de esas dos preguntas. Lo dicho. Me dejé llevar y probé. Hasta hoy, un triatlón de cada distancia: SuperSprint, Sprint y Olímpico (plus).
Y sin obedecer las respuestas, sigo firme y feliz con mi decisión.
Foto en uno de los entrenamientos Sanus Vitae #RoadToHalfh
Camino al medio Ironman de Sagunto-Canet el 9 de Mayo
Mucho ha cambiado mi preparación de cara a la media distancia. Si 57 fueron los kilómetros que recorrí en el Ican57 de Benicassim, 113 serán los que asumirán mis piernas ( y mente) dentro de 3 meses. Así es, un total de 113km me esperan en el medio Ironman de Sagunto-Canet.
Para afrontar la distancia, he tenido (y tengo) que obedecer las órdenes del jefe Rubén Gadea. Esto significa que, desde que Sanus Vitae me ofrece un plan de entrenamiento, yo paso de “ entrenar porque sí” , a entrenar bajo una supervisión especializada y adaptada a mis condiciones físicas. Antes salía a entrenar por rutina pero ahora mi rutina también cumple unos objetivos hechos a medida. Y para saber cuáles son los objetivos que me van a ayudar a alcanzar con éxito mi primer medio Ironman, Rubén, me sometió al conocido Test de Cooper junto con Gema Payá (@misslegginsrun).
Por un lado, mi entrenador adapta un horario de entrenamientos según mi vida diaria y yo, obedezco. Por otro lado, mi nutricionista Andrea Ferrándis se encarga de ponerme a punto todas las semanas de acuerdo al plan deportivo asignado. Todo es una cadena. Rubén prepara la tabla, Andrea estudia el menú de la semana y yo cumplo los objetivos.
Pero, ¿Sabéis lo que mola de tener un entrenador personal? Se trata de hilar fino. Al principio del post mencionaba la cordura deportiva y el papel primordial de la mente de un deportista. Lo mejor de todo esto es que sé que lo estoy haciendo bien. Y sobre todo, lo que mola, es que cada vez que entreno mi cuerpo, también entreno a mi mente. Y eso, es imprescindible.
Inma·G
Foto en el cauce del río Turia
#RoadToHalf
Twitter: @inmagil9
Instagram: @inmagilrodriguez
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