Que bien suena, ¿verdad? «Entrena como Kipchoge y mejora tu rendimiento deportivo». Aunque mejor y más realista sería decir «trata de entrenar como Kipchoge y da la bienvenida a lesiones, sobreentrenamiento y demás efectos asociados».

Tras la hazaña de Eliud Kipchoge en Maratón Berlín el pasado fin de semana –por si aún queda alguien que no se ha enterado, batió el récord del mundo parando el crono en 2:01:39–, todos los corredores queremos emular su gesta.

Y yo, con mis entrenados, he tratado de hacerles ver que esa brutalidad no es accesible para el resto de humanos.

En nuestro primer entrenamiento tras el día D, les perparé un experimento, algo muy sencillo y realista, debían correr 500 metros al máximo ritmo posible, como si fuesen kamikazes, y así lo hicieron.

Al acabar el experimento, les he preguntado los ritmos, los más rápidos estaban sobre los 2’50»/km y los más lentos doblaban esa marca.

Y ahora pensaréis, ¿que querías demostrar con ese entrenamiento? Algo muy sencillo, que Eliud Kipchoge es un súper dotado y un portento de la naturaleza. Es una persona con unas condiciones genéticas casi inigualables que se dedica en cuerpo y alma al atletismo y que, además, ama lo que hace. Un deportista que entrena mañana, mediodía y tarde, que vive por y para correr y que aguanta unas cargas de entrenamiento casi inconcebibles para nosotros.

Todos quieren ser Kipchoge

¿El problema? Que ahora todos quieren ser Kipchoge (Gómez Noya cuando gana un triatlón o Kilian Jornet cuando se corona el más grande en la montaña) y eso no puede ser así.

Pensad en vuestro día a día: madrugar para llevar a los peques al cole, ocho o diez horas en el trabajo, llegar a casa tras trayecto de casi una hora desde el trabajo y entrenar.

Todo ello unido a las tareas del hogar, cumplir con familia y amigos, estrés porque no llegas a fin de mes…

Y aún así sacas esa horita de entrenamiento, bajas esos segundos del crono que tan feliz te hacen y consigues superarte cada día.

Así que, señores y señoras, admirad a Eliud Kipchoge y estad bien orgullosos de vosotros mismos, de vuestro esfuerzo y constancia y siempre que podáis, tratad de llevar una planificación de entrenamientos adaptada a vuestros objetivos y características guiada  por un profesional.

Lo agradecerá vuestra salud y lo notará vuestro rendimiento.

Rubén Gadea
Entrenador en Sanus Vitae